La cultura (arte, educación, pensamiento y ciencia) como desarrollo de ciudadanía creativa
¿Qué significa ver la cultura como desarrollo de Ciudadanía creativa?
La cultura de la que estamos hablando nada tiene que ver con la industria del entretenimiento ni con el mercado del arte. De hecho, hablamos de cultura como la urdimbre del tejido social, como aquella gran creación humana que la hace diferente de la naturaleza, como la expresión de la capacidad creativa que hace que los humanos se creen a sí mismos, el conocimiento, los artefactos y a sus entornos sociales. Hablamos de cultivar sujetos y comunidades con capacidad para mejorar sus condiciones de vida personal y colectiva. Esto pasa por garantizar los derechos culturales, tratar las necesidades humanas y desarrollar sus capacidades. Esta es una de las maneras de hacer ciudadanía creativa.
El concepto ciudadanía creativa surge publicado en 2012, cuando defendí una tesis doctoral en la Universidad de Barcelona con el tema Pedagogía para una ciudadanía creativa . La tesis fue el resultado de un trabajo teórico y práctico que culminó un conjunto de proyectos y de reflexiones realizados principalmente en México y Guatemala durante la década anterior. A la vez esta tesis abrió un espacio conceptual que siguió su camino a lo largo de los años en diferentes países, como por ejemplo en Colombia, que se convirtió en una disciplina universitaria, después de orientar diferentes congresos internacionales, trabajos de investigación, publicaciones, etc.
Asumir nuestra sociedad como una creación colectiva es ejercitar la ciudadanía creativa. Esto implica asumir el tejido social como un taller de posibilidades. El tejido social es toda la red de vínculos de los individuos y la cultura ocupa el papel importante de “tejedora”. En los tiempos que corren, ¿habrá creación más necesaria y poderosa que esta?
El diálogo como valor y como método de ciudadanía creativa
La metodología propuesta por la tesis doctoral Pedagogía para una ciudadanía creativa, desarrolla el aprender:
* a admirar el otro en su diversidad (intercultural, intergeneracional, interdisciplinaria, etc.)
* a interactuar y a cocrear
* haciendo y reflexionando sobre la acción.
Para ello, propone las comunidades de diálogo como espacios interactivos, reflexivos y creativos.
David Bohm, en su libro Sobre el diálogo afirma: “El verdadero objetivo del diálogo es el de penetrar en el proceso del pensamiento y transformar el proceso del pensamiento colectivo”. Dialogar entre las personas diversas que somos es la manera de transformar la experiencia en conocimiento, mientras desarrollamos nuestro pensamiento individual e inteligencia colectiva. También es un ejercicio de ética de la acogida y del cuidado, de creación y consecuentemente de desarrollo de una ciudadanía creativa. Reflexionar dialógicamente es entrar y salir en entendimientos, en sentidos y en significados. Para esto, hace falta un tiempo compartido distendido, abierto, provocador de hendiduras creativas en las formas más diversas de narrar nuestros éxitos y fracasos, sacando de ahí los aprendizajes necesarios para ampliar nuestro conocimiento sobre el papel de la cultura en los tiempos actuales.
Para unir culturalmente el arte, la educación, el pensamiento y la ciencia hace falta cultivar una actitud dialogante. Es imposible emprender esta tarea desde la soledad, hay que hacerlo desde el encuentro con el otro, sea en desacuerdo y/o en acuerdo con él. Hay tensión, atención e intención en un encuentro dialógico. Es necesario saber poner voz a nuestras propias ideas, argumentarlas, dar buenas razones y saber escuchar con atención, sin querer convencer a los demás de que tenemos la única verdad y de que somos los “dueños de la razón (¡la única razón!)”. A la vez, es imprescindible saber escuchar al otro, reconocerlo, acogerlo en su diferencia. Y, como afirmaba el filósofo Hans-Georg Gadamer, un diálogo presupone que la otra persona puede tener razón. Esto significa que los demás influyen en nuestra manera de aprender, de pensar, de actuar y de crear, cuando valoramos su aportación. Por todo esto, la metodología de la comunidad de diálogo propone un conjunto de reglas, que incluye escuchar atentamente (¡sin juzgar previamente!).
Las Jornadas de arte, educación, pensamiento y cultura
Durante los años 2022 y 2023, el Ayuntamiento de Granollers organizó unas jornadas que reunió gestores culturales de diversos equipamientos culturales de Catalunya y de las demás comunidades autónomas españolas. Angélica Sátiro ha realizado una consultoría para la preparación de dichas jornadas a partir de los supuestos conceptuales y metodológicos de la ciudadanía creativa, además de facilitar las actividades durante las jornadas. En el año de 2023 se contó con la presencia del artista Javirroyo que hizo la relatoría visual del encuentro, además de proponer una actividad a partir de sus intrigantes esquemas.
El proceso creativo no pertenece solamente al artista, al científico, al pensador. Por esto, puede generar resultados interesantes cuando aplicado a la gestión cultural. Creamos cultura, mientras nos educamos entre todos. Esto si entendemos la cultura como proceso constituyente de modos de ser. De ahí la importancia de compartir formas de mirar y de narrar, de cuestionar la realidad, de componer posibilidades estéticas, de conectar lenguajes artísticos, científicos y sociales entre sí, de comprender las claves de nuestros éxitos y los aprendizajes que conllevan nuestros fracasos. Estas son algunas de las evidencias del potencial de estas jornadas, que nos permitieron desarrollar nuestro cerebro social y reinventar realidades, en unos tiempos que claman por una actitud proactiva en el campo cultural.